Los mecanismo reguladores del cuerpo se pueden considerar en términos de una única función compartida: la función necesaria para el mantenimiento de la constancia del medio interno. La homeostasis es un estado de constancia relativa del medio interno que se mantiene por efectores que están regulados por la información sensitiva que proporciona el propio medio interno.
Para que la constancia en el medio interno sea posible, el cuerpo debe tener sensores (sistema nervioso o endocrino) que detecten los desvíos respecto al punto de ajuste de este medio. Cuando el desequilibrio es detectado, manda una señal al centro de integración (cerebro, médula espinal o glándulas), que determina la intensidad y elabora una respuesta de incremento o disminución de diversos efectores (músculos o glándulas).
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